jueves, 18 de febrero de 2021

Economía mundial en 2021: quiénes serán los ganadores y los perdedores

 

  • El coronavirus ha paralizado la economía mundial.

    El Producto Interno Bruto (PIB) mundial sufrió en 2020 su caída más pronunciada desde el final de la Segunda Guerra Mundial, millones quedaron desempleados o sus puestos suspendidos, y los gobiernos inyectaron billones de dólares en sus economías para evitar daños mayores.

    Sin embargo, la recuperación de 2021 es muy incierta. La economía de China está creciendo con fuerza nuevamente, pero es posible que muchas de las naciones más ricas del mundo no se recuperen por completo hasta 2022, considerando una estimación temprana.

    La desigualdad también es rampante. Mientras que los 651 multimillonarios estadounidenses han aumentado su patrimonio neto en un 30% a US$4 billones, 250 millones de personas en los países en desarrollo podrían enfrentar la pobreza absoluta y hasta la mitad de la fuerza laboral mundial puede haber perdido sus medios para subsistir.



  • En la carrera entre las nuevas cepas del virus y las vacunas, una victoria temprana no está asegurada de ninguna manera.

  • Incluso los países ricos que han comprado la mayoría de las vacunas disponibles, pueden fallar en la inoculación de suficientes personas para crear inmunidad colectiva hacia finales de 2021.

    En los países en desarrollo, donde las vacunas generalmente escasean, se espera que el virus se propague más.

    Es probable que los grandes ganadores sean países como China y Corea del Sur que lograron suprimir la covid-19 temprano. Se proyecta que la economía de China crecerá en 2021 un 8%, más del doble que la de los países occidentales más exitosos incluso antes de la pandemia.

  • La economía china, impulsada por sus exportaciones, se ha beneficiado de los confinamientos en los países occidentales.

    La demanda occidental de servicios como entretenimiento y los viajes puede haber disminuido, pero la demanda de bienes de consumo domésticos y suministros médicos ha aumentado.

    Y las exportaciones chinas a EE.UU. han alcanzado niveles récord a pesar de los altos aranceles impuestos por la administración Trump.

    China también está expandiendo su influencia económica en toda Asia, con una nueva zona de libre comercio en el Pacífico y enormes proyectos de infraestructura a lo largo de sus rutas comerciales hacia Europa y África.

    Está invirtiendo en tecnologías avanzadas para reducir su dependencia de las cadenas de suministro occidentales, en lo que se refiere a componentes como semiconductores.

    China ahora podría superar a Estados Unidos como la economía más grande del mundo en cinco años, dos veces más rápido de lo que se predijo previamente.

    Los perdedores

    Para los países ricos como Estados Unidos, Reino Unido y los de Europa continental, el panorama es menos optimista.

    Tras breves recuperaciones en el verano de 2020, sus economías se estancaron. Esto fue impulsado tanto por la segunda ola de la pandemia como por los confinamientos.

    En EE. UU., por ejemplo, el empleo y el crecimiento siguieron de cerca la evolución de la pandemia, más que los bloqueos aplicados de manera desigual a medida que la confianza de las empresas y los consumidores se desplomaba.

  • Incluso con cierta recuperación el próximo año, se espera que estas economías sean un 5% más pequeñas en 2022 que si la crisis no hubiera ocurrido.

    Sin embargo, es probable que los mayores perdedores de 2021 sean los países en desarrollo. Carecen tanto de los recursos económicos para adquirir suficientes vacunas, como de los sistemas de salud pública para tratar un gran número de pacientes contagiados.

    Tampoco pueden permitirse los enormes subsidios gubernamentales que han evitado el desempleo masivo en Europa y Estados Unidos.

    Y con la demanda de sus materias primas paralizada por la recesión en Occidente y la poca ayuda disponible de los países ricos para aliviar sus grandes deudas, tampoco pueden permitirse más confinamientos.

    Incluso países de rápido crecimiento como Brasil, India y Sudáfrica enfrentan tiempos difíciles.

    Por ejemplo, Sudáfrica no califica para recibir vacunas del programa COVAX para países muy pobres, pero no está en condiciones de comprar ninguna vacuna en el mercado comercial, a pesar de producirlas localmente para las compañías farmacéuticas occidentales.

    Anteriormente, esos países tenían una clase media en crecimiento; ahora muchos millones de trabajadores pobres se verán obligados a regresar a sus aldeas y barrios marginales urbanos debido a la falta de oportunidades laborales, enfrentándose a la pobreza masiva e incluso al hambre.

    La nueva división

    Los efectos económicos de la pandemia han sido enormemente variados en la sociedad.

    Aquellos que trabajan a tiempo completo, a menudo en empleos altamente remunerados que pueden hacer desde casa, han acumulado ahorros sustanciales, dado que hay menos posibilidades para gastar los salarios.

    Los muy ricos, especialmente en Estados Unidos, se han beneficiado de los enormes aumentos del mercado de valores impulsados por éxitos durante la pandemia, como Amazon, Netflix y Zoom, y es probable que esta tendencia continúe.

  • La gran pregunta para la economía es si en el próximo año aquellos con trabajos seguros y altos ingresos volverán a sus patrones de gasto anteriores, o mantendrán sus ahorros frente a la incertidumbre continua.

    Por el contrario, muchos de los que han perdido empleos o negocios o han sido despedidos, tendrán dificultades para encontrar un nuevo trabajo o regresar a sus niveles de ingresos anteriores, especialmente porque es poco probable que los sectores de bajos salarios -como el comercio minorista y la hotelería- se recuperen por completo después de la pandemia.

    Este grupo incluye a mucha gente joven, mujeres y minorías étnicas.

    La desigualdad podría aumentar a medida que los gobiernos ricos reduzcan los enormes subsidios que han aplicado para mantener a muchos trabajadores empleados o con el contrato suspendido.

    Rishi Sunak, el canciller de Reino Unido, dio claras señales de esta intención en su revisión de gastos de noviembre.

    En EE.UU., el estancamiento político sobre el gasto de ayuda adicional solo se resolvió en el último minuto, y los republicanos probablemente ahora intentarán minimizar el gasto de la administración de Biden a pesar del enorme gasto de los años de Trump.

    Europa acaba de llegar a un acuerdo sin precedentes para proporcionar ayuda financiada por la Unión Europea a los estados miembros más afectados por la pandemia, pero es probable que continúen las tensiones sobre el alcance del paquete y los destinatarios.

  • La cooperación podría facilitar la adaptación a un mundo pospandémico. Pero la cooperación internacional durante la pandemia ha sido débil y las tensiones económicas han socavado aún más el compromiso mundial con el libre comercio, lo que no es un buen comienzo para el Brexit en Gran Bretaña.

    A nivel nacional, la redistribución de la riqueza y los ingresos mediante impuestos más altos, podría dar a los gobiernos occidentales más recursos para hacer frente a las víctimas de la pandemia, pero será políticamente difícil en una recesión continua.

    El malestar social ha sido una consecuencia de pandemias anteriores. Esperemos que esta vez, encontremos la sabiduría para abordar las grandes desigualdades reveladas por la covid-19 y construir un mundo más justo.

    Este artículo fue publicado en The Conversation. Haz clic aquí para leer la versión original.

    Steve Schifferes es investigador honorario del Honorary Research Fellow, Centro de Investigación de Economía Política de la Ciudad, Universidad de Londres.

  • Steve Schifferes
  • Economista, University of London

sábado, 30 de enero de 2021

Un año de COVID

 El 31 de diciembre de 2019, DW informó por primera vez de una misteriosa enfermedad detectada en China. Pronto, se convirtió en pandemia. Acá revisamos el desarrollo del coronavirus y las lecciones que hemos aprendido.

"Funcionarios chinos investigan la causa del brote de neumonía en Wuhan”. Con ese titular DW Español informó por primera vez el 31 de diciembre de 2019 de la noticia de la que pronto hablaríamos a diario: la pandemia del coronavirus. Después vendrían varios artículos, hasta que por primera vez se usara el concepto "coronavirus" el 9 de enero de 2020.

Entre ese acontecimiento y el primer caso reportado en Alemania, el 28 de enero, la información sobre lo que estaba ocurriendo surgía en un manto de incertidumbre y poca claridad. Desde entonces, mucho hemos aprendido sobre la última gran pandemia que ha azotado a la humanidad.

Lo que informamos: no existe evidencia de contagio persona a persona

Los expertos de la ciudad china de Wuhan están investigando a 27 personas contagiadas por una neumonía viral. Sin embargo, la Comisión de Salud de Wuhan no ha encontrado evidencia de trasmisión persona a persona, y atribuye la enfermedad a la visita a mercados pesqueros, donde también se venden animales vivos además de pescados.

Qué pasó después

La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció oficialmente una "nueva neumonía de causa desconocida" el 5 de enero. Para ello, citó información preliminar entregada por un equipo de investigadores chinos que no mostraba evidencia significativa de trasmisión entre personas. Además,aseguraba que no se habían reportado contagios entre los trabajadores de la salud.

Pero el 9 de enero, la OMS hizo otro anuncio, señalando que la enfermedad podría ser causada por un nuevo coronavirus, una familia de virus que se puede transmitir persona a persona, aunque no siempre. Y citaban a las autoridades chinas, que aseguraban que si bien el virus podía provocar una enfermedad grave en algunos pacientes, no se transmitía fácilmente entre personas.

Sin embargo, los casos fueron aumentando rápidamente. El 20 de enero, la Comisión Nacional de Salud de China confirmó que el virus sí se transmitía de persona a persona. Un informe de la revista médica The Lancet del 24 de enero señalaba que era importante realizar más estudios al virus, debido a su "potencial pandémico".

Lo que informamos: no es como el SARS

El 5 de enero, las autoridades chinas dijeron que la nueva enfermedad no era causada por el mismo virus del Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS) que mató a cientos de personas en 2003.

Qué pasó después

Si bien el virus no es el mismo del SARS, era similar. El nuevo coronavirus, en ese momento conocido como 2019-nCoV, fue anunciado de forma oficial por las autoridades chinas como el responsable de los casos de neumonía el 7 de enero.

Poco después, un grupo de investigadores chinos publicó un borrador del genoma del agente sospechoso. Éste sugería que el virus estaba estrechamente relacionado con el que causó el brote de SARS en 2002/2003.

El 11 de febrero, el Comité Internacional de Taxonomía de los Virus adoptó el nombre oficial de "Síndrome Respiratorio Agudo Severo Coronavirus 2” (SARS-CoV-2). Para evitar una confusión con el SARS, que es más severo pero menos contagioso, la OMS a veces se refería al SARS-CoV-2 simplemente como "el virus COVID-19".

Lo que informamos: el confinamiento extremo de Wuhan genera dudas

El 22 de enero, la ciudad de Wuhan -hogar de unas 11 millones de personas- fue confinada. El transporte público fue suspendido y los vehículos privados impedidos de transitar.

Qué pasó después

El confinamiento de Wuhan duró 76 días y fue muy estricto. Poco después, medidas similares se implementaron en otras ciudades de la provincia de Hubei. Las escuelas y las universidades no volvieron a clases después de las vacaciones de invierno.

Al comienzo, a la gente se le permitía salir de sus casas, pero pronto las restricciones se hicieron más estrictas. En algunos lugares, las salidas se limitaron a un miembro de la familia cada dos días para comprar productos. En otros sitios, las autoridades prohibieron todo tipo de salidas, forzando a la gente a ordenar comida y otros elementos a domicilio.

La política se volvió más estricta, con los funcionarios yendo de puerta en puerta para realizar controles de salud y obligar a todos los enfermos a hacer cuarentena. Algunos observadores en Occidente expresaron sus dudas sobre la utilidad del confinamiento y dijeron un control así de extremo solo era posible en un estado autoritario.

Sin embargo, las medidas consiguieron reducir dramáticamente la difusión del virus. Un año después, la vida en la ciudad de Wuhan parece casi haber vuelto a la normalidad.

Cuando el norte de Italia se convirtió en el nuevo epicentro de la pandemia a fines de febrero, el gobierno de Italia impuso lo que se llamó un "confinamiento a la Wuhan". Las restricciones pusieron en confinamiento a una docena de ciudades en las provincias de Lombardía y Véneto.

Medidas similares se adoptaron en distintos rincones del mundo a medida que los números empezaron a aumentar. Sin embargo, ningún cierre fue tan estricto como en Wuhan.

Lo que informamos: la OMS dijo que era "muy pronto" para declarar la emergencia

El 23 de enero, la OMS dijo que era "muy pronto" para declarar una emergencia sanitaria mundial por la cepa recién descubierta.

Qué pasó después

La decisión de no otorgar al brote el nivel de emergencia se tomó cuando el número de fallecidos era inferior a 50. Sin embargo, el consenso cambió cuando empezaron a notificarse más decesos. La OMS convocó a su comité de emergencia el 30 de enero, dos días antes de lo planeado. La organización dijo que lamentaba haber calificado el riesgo del virus como "moderado" y admitía que el problema debía ser reevaluado luego de que las infecciones se dieran también fuera de las fronteras de China.

En el encuentro, el Comité recomendó la declaración de emergencia. El director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, estuvo de acuerdo. Al hacer la declaración, se refirió específicamente a la evidencia de que existía transmisión persona a persona en Alemania, Vietnam y Japón, calificando esto como algo preocupante. Tedros dijo que se declaraba la emergencia para proteger a los países con sistemas sanitarios más precarios.

El 11 de febrero, Tedros dijo que el nuevo coronavirus era "el enemigo número uno de la humanidad". Ese mismo día, el jefe de la OMS anunció que el nombre oficial de la enfermedad era COVID-19.

Lo que informamos: riesgo del brote en Baviera es "bajo".

El 28 de enero, DW informó sobre el primer caso conocido en Alemania, pero aseguraba que el riesgo de infección para la población de Baviera era considerado "bajo". Este contagio, y otros tres que surgieron en los días siguientes, estaban vinculados a la reciente visita de una trabajadora china, quien debía dar una charla en una empresa en las afueras de Múnich.

Qué pasó después

A mediados de febrero el número de contagios había llegado a 16, 14 de los cuales estaban en Baviera. Sin embargo, gracias a los testeos, búsqueda de contactos, aislamientos y cuarentenas, el brote pareció quedar bajo control rápidamente.

Pero nuevos brotes empezaron a surgir. Si bien era posible controlarlos si se detectaban a tiempo y se contaba con los recursos necesarios, el virus siempre podría encontrar un camino. Esto se volvió más evidente cuando la OMS declaró pandemia el 11 de marzo. (dz/few)

informacion gracias a DW